La pedagogía de la pregunta. ¿Sabes como aplicarla?



Los docentes siempre buscamos formas innovadoras para compartir los contenidos que debemos enseñar en el aula; las soluciones son mucho más sencillas que largas capacitaciones o engorrosos procedimientos. En este articulo hablamos de la pedagogía de la pregunta, una forma que cada uno de nosotros podemos desarrollar en el aula con asombrosos resultados.

Un recurso educativo eficaz y apropiado para promover las capacidades intelectuales superiores, son las preguntas. Preguntas que hace el estudiante para clarificar sus ideas, preguntas que hacemos los maestros para hacer pensar al estudiante y ayudarle a descubrir, por sí mismo, la verdad.

En las aulas de clases, como buenos seres humanos, los docentes tendemos a desarrollar costumbres, nos acostumbramos a las mismas técnicas y a las estrategias aunque los resultados no sean los mejores, no cambiamos de estrategia de enseñanza porque es más cómodo continuar como está todo... salir de la zona de confort no es sencillo pero es posible. Trataremos a continuación de explicar rápida y sencillamente algunas técnicas para aplicar la pedagogía de la pregunta.


Para muestra unos ejemplos históricos de que la pedagogía de la pregunta es mucho más antigua de lo que pensamos y mucho más efectiva tambien.



Sócrates, con ese fin, hace más de 2,400 años, preguntaba a su discípulo Cebes:

-¿A qué categoría diremos que se asemeja nuestro cuerpo, a lo visible o a lo invisible?

-Es evidente que pertenece a lo visible

-¿El alma, es visible o invisible?

-No es visible

-¿Luego es invisible?

-Sí

-¿Cuándo muere un hombre, su parte visible, el cuerpo que llamamos cadáver, le corresponde disolverse, corromperse y disiparse?

-Sí

-Pero el alma, la parte espiritual, va a otro lugar noble y puro, de su misma naturaleza invisible, a la morada de Hades, al lado de Dios bueno y salvo (Platón “Diálogos Sócrates. Fedón”)

Jesús también empleaba la pregunta como una de las herramientas educativas para estimular el pensamiento profundo y reflexivo. Así, en el evangelio según San Lucas:

-“Por ventura, ¿Puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en precipicio?” 
(Lc 6:39)

-“Más tú, ¿Por qué miras la mota en el ojo de tu hermano, no reparando la viga que tienes en el tuyo?” (Lc 6:41)

-“¿Y qué adelanta el hombre ganar todo el mundo, si es a costa suya y perdiéndose a sí mismo?” (Lc 9:25)

Para Pablo Freire, la pregunta es el eje fundamental, el activador del pensamiento para discutir sobre problemas prácticos de la vida, de la comunidad y del conocimiento. Con la pregunta, nace la curiosidad y con la curiosidad se estimula la creatividad.

Con la educación tradicional, anota Freire, se castra la curiosidad, se estrecha la imaginación y se hipertrofian los sentidos (Freire, Pablo “Hacia una Pedagogía de la Pregunta”).

FUNDAMENTOS PEDAGÓGICOS
Desde la perspectiva del estudio pedagógico, se dice que la pregunta tiene una importancia enorme en el aula, y es susceptible de ser aprendida y/o enseñada. En sintonía con este requerimiento, los docentes en el aula podemos orientar a los alumnos por medio de talleres en el necesario pero difícil arte de preguntar. Es significativo que el alumnado aprenda a formular sus propias preguntas. El educando puede elaborar preguntas a partir de la lectura de un texto, de la información de la clase, de la observación de una lámina o de los resultados de una experiencia, de una excursión a la naturaleza, de una visita a un centro de interés científico, entre otros. El uso de la pregunta es sustancial porque propicia la reflexión, el planteamiento de problemas o hipótesis. Favorece, además, la expresión oral y/o escrita, la comunicación entre estudiantes, su atención y la creación de un ambiente favorable de aprendizaje. En este mismo sentido, el profesor, refiriéndose a un capítulo o a una unidad del libro, puede enseñar a l@s alumn@s a proponer un cuestionario sobre el texto, haciéndose preguntas que exijan no solamente reflexión sino también deducciones y conjeturas.

La reflexión y la aplicación de la pedagogía de la pregunta concuerdan muy bien en el modelo educativo de la Escuela Nueva, que implica, desde luego, no sólo innovar e implementar métodos y estrategias, de los materiales, de los ambientes y espacios educativos, sino también rescatar el papel crítico-constructivo de los educadores y de los alumnos. En este tipo de escuelas, el maestro y los alumnos establecen sinceros y fuertes lazos de amistad. Allí se reconocen y se valoran mutuamente. En la Escuela Nueva, se fomenta una educación humanista, personalizada y liberadora, que respeta al hombre como tal, y los resultados, por supuesto, son más alentadores que en la escuela tradicional.

En este contexto, Paulo Freire en su libro La pedagogía de la pregunta, plantea que “los maestros y alumnos, se reúnen en el aula de clase para plantearse preguntas acerca de los problemas prácticos de sus vidas, de sus comunidades y del conocimiento que esperan construir”. Esa aula de clases que tanto interesaba al pedagogo brasileño tiene su epicentro en la Nueva Escuela, la misma que se origina con la corriente de la pedagogía activa. Para el maestro Freire, la pregunta es el eje medular, es el activador del pensamiento y del discurrir sobre los diferentes asuntos que se plantea el grupo como tarea.

Decía Freire que “las preguntas ayudan a iniciar procesos interactivos de aprendizajes y solución de problemas, lo mismo que mantenerlos hasta cuando se logran los objetivos y se planteen nuevos problemas y nuevas situaciones de aprendizaje en este continuo trasegar que es la vida.” La pregunta es, además, un elemento pedagógico que estimula y da solidez al proceso de autoaprendizaje. Es una herramienta de primer orden en el proceso de aprender a aprender.

La pregunta debe acompañar y, de hecho, acompaña al ser humano durante todo el desarrollo de su vida. Vivir, podríamos decir, es preguntar, es estar preguntando constantemente. Para Gadamer, por ejemplo, quien no se hace preguntas no es porque se haya vuelto tonto sino porque no necesita saber. Para poder preguntar hay que querer saber, esto es, saber que no se sabe. Esto significa tener una postura humilde frente al saber. Esto es equivalente a la ignorancia docta de Sócrates, que consistía precisamente en decir “sólo sé que nada sé”, cuando en realidad él era el sabio más grande de toda Grecia. En cambio, una persona que se cree que lo sabe todo, que se jacta de ser sabio, bloquea toda posibilidad de aprendizaje. Y, por el contrario, lo que puede ocurrir en los interminables procesos de aprendizaje, es que quien no sepa la respuesta –en un momento determinado-, debe reflexionar sobre la pregunta planteada.

En términos generales, la ciencia, el conocimiento y la solución de problemas se inician y se nutren continuamente a partir de las preguntas. Freire nos dice que “el origen del conocimiento está en la pregunta, o en las preguntas, o en el mismo acto de preguntar; me atrevería a decir que el primer lenguaje fue una pregunta, la primera palabra fue, a la vez, pregunta y respuesta, en un acto simultáneo”. Con ello, Freire nos quiere significar que la pregunta es de naturaleza humana, y por tanto, el hombre como ser histórico-social se debe a que ha logrado constituir un lenguaje articulado y pensado a partir de la formulación de sucesivas preguntas. En la medida en que el hombre que posea suficientes elementos lingüísticos tenga la posibilidad de pensar mejor, y poseer una mayor capacidad y calidad en su pensamiento, desde luego, podrá formularse preguntas con mayor sentido.

Sin embargo, la educación y los maestros tradicionales se olvidaron de las preguntas y que con ellas empieza el conocimiento. Con la pregunta, en términos de Freire, nace también la curiosidad, y con la curiosidad se incentiva la creatividad. Con la educación tradicional, dice Freire, se castra la curiosidad, se estrecha la imaginación, y se hipertrofian los sentidos. Históricamente en educación hemos tenido el predominio de una pedagogía de la respuesta sobre una pedagogía de la pregunta, en la que los modelos de aprendizaje se apoyan en meros contenidos ya elaborados que deben ser transmitidos por el profesor. De ahí, que sea indispensable en la escuela contemporánea implementar el método de la mayéutica socrática como recurso pedagógico. A veces los maestros olvidamos que “el ser humano es filósofo por naturaleza que, si se le ofrece la oportunidad, se hace preguntas a todas las edades y, a partir de ellas, descubre el mundo y que poco a poco va apropiándose de él”. Por lo que vemos, los recursos que requiere el maestro para desarrollar la pedagogía de la pregunta son más bien sencillos, nada del otro mundo. Para estos fines un maestro real, un maestro auténtico, sólo requiere de un poco de ingenio y de destreza intelectual, y de una dosis de buena voluntad. Eso es todo lo que se necesita.
La Pedagogía de la Pregunta es un componente de la Educación Nueva, que implica no sólo innovar programas, libros, estructuras escolares, sino también rescatar el papel crítico y constructivo de la pregunta. Las preguntas constituyen un instrumento fundamental en la formación del carácter, el desarrollo de la inteligencia y el cultivo de las relaciones de afecto y mutuo respeto de maestros y alumnos.

Es difícil imaginar una materia o situación pedagógica donde no pueda aplicarse la pedagogía de la pregunta, ofrezcamos con su práctica la posibilidad de participación creativa a los estudiantes.



El propósito de esta reflexión es para que los maestros y los alumnos adoptemos mutuamente una actitud crítica y creativa frente a la pedagogía de la pregunta. No es pertinente que los maestros y maestras colombianos sigamos ejerciendo nuestra labor con métodos pedagógicos tradicionales y anticuados. Tenemos que cambiar aquellos procesos de enseñanza dogmática, represivos y verticales, por nuevos estilos que sean democráticos, humanistas, participativos, polémicos y críticos, a fin de que nuestros alumnos y nosotros mismos como docentes nos sintamos no sólo a gusto en el ejercicio de nuestro trabajo, sino también, para que las actuales y las futuras generaciones de colombianos lleguen a ser hombres y mujeres deliberantes, con libertad de decisión y elección, y comprometidos con los nuevos valores y con los cambios sociales, económicos y políticos que exige el mundo en que viven... ¡Ese cambio individual y social con el que soñamos y que tanto urgimos -afortunadamente-, se gesta en la escuela!



No cabe duda, de que este alegre e inquietante desafío es y seguirá siendo una responsabilidad muy grande para cualquier maestro o maestra. Pero nuestro compromiso, mientras permanezcamos en contacto directo con los alumnos, y con la realidad, deberá ser el de tener una aula que haga muchas preguntas. Y, ojalá, que las preguntas resultantes sean lúcidas y penetrantes; que hagan destellar por doquier la perplejidad y el asombro, y que cada pregunta en el aula, sea capaz de avivar la imaginación, la fantasía y la curiosidad en todos los compañeros de clase. Sin perder de vista que con la pedagogía de la pregunta podríamos democráticamente desmitificar todo el sistema educativo y cambiar en él todo lo que no funcione.



Fuente:



1. Alape, Arturo. El aula que no pregunta, crónica de El Espectador, 23 de mayo 1998.

2. Amaya, Arnobio. (1966). El taller educativo, Bogotá: Editorial Magisterio.

3. Ander-Egg, Ezequiel. (1995). Un puente entre la escuela y la vida. Magisterio del Río de la Plata.

4.Calvo, José M. (1994). Educación y filosofía en el aula. Barcelona: Editorial Paidós.

5. Gaadner, Jostein. (1997). El mundo de Sofía. Bogotá: Editorial Siruela/Norma.

6. Gadamer, Hans-Georg. (1994). Verdad y método. Salamanca: Editorial Sígueme.

7. Millán Bayona, Fluvia. (1997). Filosofía y desarrollo del pensamiento, en Magazín Aula Urbana, No. 12.

8. Silvestre Oramas, Margarita. (1998). Aprendizaje, educación y desarrollo. La Habana: Editorial Pueblo y Educación.

9. Zuleta Araújo, Orlando. El conocer y el saber humano: dos procesos mentales indisolubles, en Revista Educación y Cultura, No. 56, marzo, 2001.


¡SUSCRÍBETE AL BLOG!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

¿Nos sigues en Instagram?

@soydocenteblog